La actividad
artesana ha sido en
otros tiempos uno de los pilares básicos de la economía
gergaleña. En la actualidad quedan reminiscencias de algunas de
sus variedades. Vamos a tratar de clasificar las principales
actividades artesanas desde que tenemos conocimiento de su existencia
hasta hoy.
Remontándonos al período de
dominación árabe (siglos VIII al XV) encontramos muchos
restos de cerámica de la gran producción que debió
haber en el territorio de Gérgal. Se encuentran restos de
cerámica árabe en el Cerro del Castellón, donde
aún se pueden ver los cimientos y muros derruidos de lo que en
su día debió ser una importante fortaleza árabe
como elemento de dominación y defensa del territorio.
Según estudios realizados por un grupo de historiadores de la
Universidad de Granada esta fortaleza debió tener como
funcionalidad el dominar una importante vía de
comunicación de Al Andalus entre Almería y Granada y ser
a la vez una factoría de fundición de hierro como se
puede observar en las escorias que permanecen por sus alrededores.
También se encuentran tiestos de cerámica en los restos
de lo que debieron ser los muros de una fortaleza o castillo que hay en
la Loma de Tablas, por debajo de la Ermita de San Gregorio, dominando
el territorio con el actual Castillo de Gérgal al frente y que
por sus proporciones nos da idea de la importancia que debió
tener en su época.
Durante esta época de dominación
árabe, más importante si cabe, debió ser la
actividad de producción de seda, dado que la vega de
Gérgal estuvo en gran parte plantada de morales para dar de
comer a los gusanos de seda. El mismo nombre de Gérgal -cada vez
estoy más convencido-, posiblemente tenga su origen en la
actividad de la seda como ya he comentado al hablar de su historia. Si es
así, el topónimo "Gérgal", anteriormente "Xergal"
antes de que la Real Academia de la Lengua determinara el cambio de la x por la g, procedería del vocablo de procedencia árabe "jerga"
que significa tejido grueso y áspero que se usaba para hacer
colchones, que a su vez procede etimológicamente de la voz
latina "serica" que significa
paños de seda. Sea éste o no el origen del
topónimo Gérgal, lo que sí es evidente es que en
Gérgal debió haber una importante producción de
seda por el importante cultivo de morales que había, y
consecuentemente se puede decir que debió existir también
una importante actividad artesana basada en la seda.
Con la posterior dominación castellana se
abandonarían estas actividades de la cerámica y la seda
por otras que trajeron los nuevos repobladores de las tierras que
ocupaban los moriscos antes de ser expulsados en 1570. No
obstante, muchas de las técnicas árabes se siguieron
utilizando por ser más adelantadas y rentables que las
castellanas, es el caso de las técnicas de riego, los molinos de
harina y aceite, los aljibes, las norias, los hornos de cocer pan, la
construcción de edificios que da lugar al arte
mudéjar..., y en este contexto, es de suponer que las
técnicas de alfarería y de telares se transmitiesen a los
nuevos habitantes, porque también hay que tener en cuenta que
algunos moriscos permanecieron en el antiguo Reino de Granada
encubiertamente. De este modo la actividad alfarera continuó,
como aparece en el Diccionario de Madoz (1845-1850), donde dice que
existía por este tiempo"... una alfarería ordinaria de vidriado..."
, y
así hasta los años sesenta o setenta del pasado siglo XX
permanecían las ruinas de una casa conocida por los
gergaleños como La Alfarería en el paraje del Cortijo de
Miura junto al antiguo ramal de ferrocarril de Cruz de Mayo. Otro dato
a tener en cuenta es la denominación de una calle de
Gérgal como Ollerías, que nos da idea de que antiguamente
se debían fabricar ollas en esta zona.
Según el Diccionario de Madoz de 1845-1850 en
Gérgal pueblo había por estas fechas "...
algunas fábricas de colchas y
cobertores cuyos géneros se exportan a Galicia, Extremadura, a
ambas Castillas y a otros puntos, trayéndose de retorno lienzos
y mantas de Palencia; el interés o beneficio que reportan de
dicha ocupación los vecinos que a ella se dedican, los anima y
estimula a la laboriosidad, pues constituyen con aquel una parte no
despreciable de su riqueza. ..." lo que da idea de la gran importancia que tuvo la artesanía textil en Gérgal.
El esparto ha sido durante mucho tiempo un medio de
vida para los gergaleños. En el pasado, hace más
de cuarenta o cincuenta años, cuando los recursos para
obtener un jornal eran escasos, muchos gergaleños salían
al campo a coger esparto con bestias para cargarlo e incluso
llevándolo ellos mismos sobre sus hombros. Este
durísimo
trabajo apenas si daba para subsistir por lo que se consideraba uno de
los peores trabajos y en cuanto se podía abandonar se
dejaba. En los
años de la posguerra muchos hombres tuvieron que "tirarse" al
esparto para que sus familias no se murieran de hambre. Este esparto se
llevaba a la fábrica de Almería conocida como la Celulosa
para convertirlo en papel.
Pero el esparto se ha cogido también como un
elemento necesario para la actividad agrícola,
convirtiéndose por ello en la principal actividad artesana
durante muchos siglos. El
campesino necesitaba tener esparto para su trabajo o para su casa o
cortijo. La mayoría de los enseres y aperos de labranza se hacían con
esparto y el labrador o campesino solía tener a mano esparto verde que
ponía en agua, una maza de madera para darle golpes y majarlo en una
piedra de majar donde se colocaba.
Con él se hacían muchos aperos de
labranza: albardas, aguaeras, serones, jarpiles, aparejos, bozales, ronzales... y muchos
complementos para el hogar: espuertas,
cestas, esteras,
esparteñas (sandalias de esparto), cuerdas (sogas, guitas,
tomizas, ramales...), capachos, cinchos para hacer queso, forros de garrafas,
paneros, asientos de sillas, etc. De este
modo, por necesidad, muchas personas han sido artesanas del esparto
durante muchas generaciones. Hoy en día ya no es
igual. Son muy
pocas personas las que conocen esta técnica, suelen ser los
mayores, y lo trabajan como entretenimiento, por encargo y
para hacer artículos de regalo y diversos objetos de
decoración y sacarse unos dinerillos. La labor del esparto se
hace principalmente con esparto majao -también se hacen trabajos
con esparto verde- y las técnicas principales son la pleita y la
crisneja (crizneja).
En la actualidad, merece
especial mención en esta actividad artesana, el gergaleño Carmelo
García Sola, que posee todo un "museo" de trabajos de artesanía del
esparto, principalmente, en el que también hay herramientas,
utensilios y objetos antiguos del pasado de Gérgal de muchas clases.
En su etapa de jubilado ha podido dedicarle más tiempo a su afición
de toda la vida y ha conseguido reunir utensilios y objetos de
esparto antiguos y modernos, experimentando con muñecos, marcos de
cuadros con pleita, corbatas, sombreros... Puede ver unas
fotografías de sus trabajos visitando el álbum
https://plus.google.com/photos/101988799644534795190/albums/5856437918753894625
Carmelo García Sola, gergaleño, en una exposición de sus trabajos con
esparto en el CEIP Antonia Artigas de Gérgal
Carmelo
García Sola enseñando uno de sus trabajos
Otra actividad artesana tradicional ha sido la forja del
hierro. Desde la antigüedad, iberos, fenicios, griegos,
cartagineses, romanos y árabes trabajaron la técnica
de modelar el hierro mediante el calor para la producción de
herramientas de todo tipo: cuchillos,
hachas, arados, azadas.. Manifestaciones de estas culturas
no han quedado en Gérgal, por lo menos que estén
documentadas, pero como en otros
lugares de Andalucía y de España su legado ha quedado
entre nosotros y la forja actual es heredera de lo que nos
enseñaron estas pueblos.
El último taller artesano de forja de hierro que hubo en Gérgal se
cerró por los años 60 del pasado siglo XX.
Era
conocido
por "La Fragua de Pacorrillo", estaba situado en la Calle
Sebastián Pérez, muy cerca de la Plaza Nueva, un poco
antes de la Bodega. Allí el herrero fabricaba herramientas
y
utensilios principalmente para las faenas agrícolas: arados,
legones, picolas, hachas... y también para las necesidades del
hogar: estrebes, rejas, cerraduras, tenazas, barrenas, martillos...
Daba servicio a toda la actividad agrícola de Gérgal y
entró en crisis cuando muchas de
las herramientas y utensilios que trabajaba empezaron a llegar
fabricados en serie y se vendían en las tiendas. Hubo también otras
fraguas como la de Paco Rivera, situada por encima de la Ermita de San
Sebastián, en el cruce de la Calle Limón con la Calle Hospital y la de Ángel "El Gitano", que trabajó con Pacorrillo,
situada en la Calle Sebastián Pérez, cerca de la Plaza Vieja, para pequeños trabajos y en
plan
casero.
En la actualidad, gracias a la iniciativa de un
gergaleño, Antonio CarreñoBarón, la forja del
hierro se ha recuperado, pero adaptándola a nuevas necesidades de
mercado. La empresa se denomina Xérgal y se dedica a hacer
objetos de decoración: cabeceros de camas, mesas, mesitas,
lámparas, rejas... teniendo mucha aceptación.
En Gérgal ha habido otras
actividades artesanas, todas ellas de subsistencia por estar mal pagadas, realizadas la
mayoría de las veces por personas de baja condición
social, mayormente gitanos/as, que merecen ser citadas como: el trabajo
de la anea para hacer asientos de sillas, el trabajo con tiras de
caña para hacer cestas y canastos, el trabajo con mimbre para
todo tipo de cestería, sillas, sillones, mesas..., el trabajo de la hojalata para hacer
vasijas y utensilios variados como candiles, cántaros y medidas
para el aceite, latas para el horno..., el trabajo de soldar con
estaño pequeñas roturas de vasijas y objetos, el trabajo
de reparar roturas de platos, ollas de barro, fuentes, lebrillos... con
lañas (grapas de hierro), el trabajo del afilador de
herramientas de corte (cuchillos, tijeras, hachas...) y algunas más que se han olvidado.
El trabajo de herrador
también fue mientras existió en Gérgal -hasta los años 70
del pasado siglo XX- un oficio artesano.
El último herrero ha
sido Pepe Ramos, todo un maestro en este arte de calzar adecuadamente
con herraduras a las bestias según la forma de sus cascos, porque por algo se dice "sin casco no hay caballo", por eso es muy importante que el herraje se haga bien pues un mal herraje puede dejar inutilizado al animal. Pepe Ramos, ayudado de un martillo y un yunque, y con
una técnica exquisita, daba forma a las herraduras para que
se adaptaran a sus cascos que previamente había recortado y después dando unos golpes
magistrales a los clavos se las colocaba dejando a los animales
como si llevasen calzado nuevo.
La carpintería de la madera también ha sido
una actividad artesana que durante siglos ha estado presente en la vida
de los gergaleños. Las mesas, sillas, armarios, puertas,
ventanas, perchas, cantareras, camas, catres, muebles para colocar la
zafa o palangana, arcas, baúles, plateros, fresqueras, utensilios de cocina y muchos objetos más han
sido fabricados, la mayoría de las veces por encargo, en las
carpinterías existentes en el pueblo. Las carpintería más antigua que se
recuerda es la de José "El Carloto" que estaba situada entre la Calle
Ollerías y la Calle Hospital, en ella trabajó de aprendiz Antonio Díaz
-último
carpintero de estilo tradicional que ha habido en el pueblo-. Otra carpintería
antigua fue la de "El Títeres",
que estaba situada
al lado del Grupo Escolar, en la casa que más tarde vivió Estrella Gómez
Parra y actualmente Antonio Hernández Milán. Las últimas carpinterías
han sido
las de Angelico y la de Antonio
Díaz que ha funcionado hasta hace pocos años.
El autor de este
trabajo es Juan López Soria.
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